La iglesia actual, acorralada por
construcciones ajenas que esconden y modifican el exterior, al interior, es un
buen ejemplo del gótico castellano de finales del siglo XIV y principios del
XV. El templo se levanta sobre una planta de cruz latina con tres naves que
rematan en ábsides de testero plano y crucero. La nave central, más alta y más
larga, tiene seis tramos y las laterales cuatro. Todas las naves están
cubiertas por bóveda de crucería y la separación entre las mismas y entre cada
tramo se hace por medio de arcos ojivales, arcos que arrancan de columnas
adosadas a gigantescos pilares cuadrangulares.
La fábrica medieval, como es
habitual, ha sufrido numerosas reformas a lo largo del tiempo, especialmente
durante los siglos XVII y XVIII. Las más destacada fue la construcción de la
actual puerta principal en 1648. En esta portada barroca situada al norte, la
arquitectura fue obra de los maestros Simón Cordero y Esteban Iturriaga. Las
esculturas de los patronos de la iglesia San Cosme y San Damián que presiden la
portada son de Sebastián López de Frías. Otros añadidos arquitectónicos son la
Capilla de Santa Ana de finales del siglo XVI y su opuesta, la Capilla de San
Francisco, finalizada hacia 1740. En 1737 se encargó la nueva sacristía a Juan
de Arronte. Fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1974.
Juan Antonio Sánchez Hernández. Dr. en Historia